mes de septiembre |
El
equinoccio de septiembre es un momento mágico de equilibrio entre la luz del
verano
Y la
oscuridad del invierno.
Durante
un mes de septiembre, caminaba entre las sombras, con mucho respeto hacia los
imponentes árboles. A mi derecha estaba
mi amiga y con nosotros mi perrita que nos acompañaba tranquila. El bosque
estaba de color esmeralda, pero septiembre ya empezaba a hacerse presente.
Pasamos juntos a varios robles cuyas hojas ya se habían teñido del tono rojizo
del otoño. Los árboles me hicieron pensar en las hadas, las doncellas mágicas
que viven en el bosque y que ayudan a los extraños. Creo que así señalaban el
camino, como con faros.
Cruzamos
un viejo puente de tablas de madera. El denso bosque bloqueaba los rayos de
luz, con lo que parecía de noche. Mi amiga se detuvo asustada. Habíamos tenido
muchas vivencias juntos y habíamos compartido tanto que cada uno conocía el
alma del otro. Acudí a ese bosque por ella. Fuimos con la intención de pasar un
buen rato, un día especial, como si nos estuviéramos dando un regalo.
Me puse
a su lado y le pregunte que pasaba, y ella se quedo con la mirada fija en la
oscuridad. Quizás había visto algún animal y se asusto o quilas había sido algo
más extraordinario, propio de este bosque mágico. Nos quedamos en silencio unos
minutos. Nos estábamos quedando sin luz. Al final, dijimos de seguir caminando
juntos, como siempre. Seguimos adelante y llegamos a una zona mas abiertas de árboles
de madera noble. El camino se bifurcaba y, al oeste, el sol se ocultaba. Notaba
que nuestro destino estaba cerca, podíamos oírlo, una cascada en un pequeño
valle protegida por altísimos robles y arces. Un lugar solitario que poca gente
conocía. Mi amiga no dudo ni un segundo a acercarse a beber del estanque a los
pies de la cascada y quitándose la ropa se puso a bañarse. Yo me senté en la orilla a observar
los efectos de luz en el agua en
movimiento, que iluminaba la espuma de modo que parecían un grupo de
duendecillos.
Mire a
mi amiga he intente imaginarme la vida sin ella. Casi no podía hacerlo. Pero
ella, al margen de todo, sacio su sed y se sentó a mi lado. Le di un abrazo,
aunque en ese momento yo no estaba tranquilo.
Estábamos
en un lugar sagrado, lleno de poder, como el aire que se acumula en el mar
antes de una tormenta. Y en presencia de esa magia, me vinieron a la mente las
palabras de W.B.Yates:
Elimina del corazón los sueños mortales,
Los vientos despiertan y las hojas se agitan,
Nuestras mejillas palidecen y el pelo flota
libre…
El anfitrión se mueve entre el día y la
noche.
Y, ¿donde hay esperanzas y hechos tan bonitos?
The Hosting of the Sidhe
Septiembre,
momento de equinoccio, el equilibrio entre la luz y la oscuridad. Lleno de
magia de cambios, que no siempre son agradables. Su crepúsculo elimina los
sueños mortales del corazón. Sin embargo, septiembre no es un mes sombrío, sino
un momento de transformación.
No hay
sueño mas bonito que uno mismo moviéndose entre el día y la noche, un símbolo
de la continuidad de la vida en el mas allá. Así es la espiral de la vida Celta:
“muerte y renacimiento.
Este equilibrio es el misterio del equinoccio
otoñal.
Y,
bajo la luz, algún día,
Tú y yo volveremos a encontrarnos,
Como nos encontramos a todos nuestros auténticos
amigos.
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